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martes, 28 de febrero de 2017

Malvasía, algo personal




Increíble, tres malvasías, dos machos y una hembra nadan tranquilamente cerca de Molino de Martos. Increible que este pato, al que le gusta las lagunas con vegetación acuática y abundantes invertebrados, haya hecho una parada en el río Guadalquir, en mitad de la ciudad. Increíble el avistamiento pero más increible es que la malvasía cabeciblanca siga formando parte del patrimonio natural andaluz.

Muy poquitas, muy poquitas malvasías quedaban a finales de los setenta, 22 ejemplares. Recuerdo que mi hermano me pasó un artículo de periódico, quizás El País, que trataba de un pájaro que sólo había en Córdoba, en concreto en la laguna de Zoñar.

Un grupo de personas reaccionaron y crearon la Asociación Amigos de la Malvasía, a la que nos apuntamos gran parte de nuestra pandilla. Algunos de sus fundadores daban clases en institutos de la zona, Amparo León en el Blas Infante y José Luis Moya en el de Formación Profesional Fuensanta. Estos profesores junto a José Antonio Torres Esquivias, Rafael Arenas, José María Ayala, entre otros, realizaron mediante la Asociación una intensa labor en un momento donde la conservación de la fauna estaba en pañales. Recuerdo uno de los boletines de la Asociación en el que denunciaban la muerte de dos malvasías en una cacería de patos autorizada en Amarga. Esta presión ciudadana y una nueva mentalidad en las administracione salvaron a la malvasía de la extinción. Actualmente su población se estima en 2000 ejemplares, un número demasiado bajo para bajar la guardia.
La malvasía formaba parte de nuestras conversaciones, al igual que lo hacían otros temas más propios de nuestra edad y ambiente. Ni que decir tiene que nos moríamos de ganas por ver a la susodicha y algunos del grupo tuvieron la suerte de acompañar a responsables de la asociación en uno de los censos periódicos que realizaban en las lagunas del sur de Córdoba, bien que nos restregaron lo cerquita que la vieron con el telescopio. Pero como no hay mal que cien años dure una mañana de diciembre el padre de Alfonso nos montó en su coche y nos llevó de visita a las lagunas. Pasamos la vía del tren... y ante nuestros ojos cientos de patos, entre ellos las deseadas malvasías. Acabamos la jornada tomándonos un vinito... Todavía la conservación de la fauna estaba en pañales y un chaval de 15 años estaba autorizado para tomarse un mediecito al acabar la jornada.

Afortunadamente conservo los cuadernos de campo de todos los que ese día visitamos la laguna. Ahí los dejo.



José Luis Montoro

José Luis Montoro

Alfonso Arroyo


Alfonso Arroyo

Alfonso Arroyo
Alfonso Arroyo



Alfonso Arroyo
Alfonso Arroyo




Alfonso Arroyo


Alfonso Arrroyo

Alfonso Arroyo

Manolo Cazallo
Manolo Cazallo



Manolo Cazallo
Manolo Cazallo



Manolo Cazallo

Manolo Cazallo

Manolo Cazallo

Manolo Cazallo

Manolo Cazallo


Diego Peinazo
Diego Peinazo

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